
Hay obras de arte que se encuentran encerradas en museos, iglesias o edificios oficiales. Otras, en cambio, pueden admirarse por la calle o en parques por los que la gente pasea en sus ratos libres.
Moscú es una excepción a este respecto pues, además de obras de arte ubicadas en lugares destinados única y exclusivamente al arte, ofrece verdaderas obras de arte en unos lugares por donde pasan a diario miles de ciudadanos corrientes: las estaciones de metro.
En la ciudad de Moscú, no hay visita que sea completa si no se ha viajado en metro y contemplado la arquitectura, pintura y escultura de sus principales estaciones. El viaje corriente se convierte, de este modo, en un precioso acercamiento al arte.
¿Qué te parece si damos una vuelta por el metro de Moscú y te lo muestro?
Pues venga, toma tu billete y… ¡No te olvides el Pijama!

El transporte ha sido siempre un punto sensible para las grandes ciudades. Sea por trabajo o por placer, los habitantes de estas áreas tienen que desplazarse y cubrir grandes distancias en el menor tiempo posible. Y entre las soluciones que han aportado las diferentes urbes destaca el metro, un medio de transporte que funciona por debajo de las calles y avenidas, con el consiguiente ahorro de espacio y tiempo.
Algunas ciudades dieron un enfoque práctico y moderno a las estaciones de metro. Otras, por el contrario, procuraron conservar un toque clásico en este medio de transporte. Pero, sin lugar a duda, las grandes ciudades rusas, y en especial Moscú, se han hecho famosas en el mundo entero por una concepción muy particular de este medio de transporte:
Inaugurado en 1935, el metro de Moscú constituye uno de los ejemplos más impresionantes de la arquitectura soviética. El metro constituía un pilar básico para la industrialización del país, pues los obreros debían contar con un medio de transporte rápido y eficiente para llegar a sus puestos de trabajo. Pero, además, ese medio de transporte serviría de plataforma para publicitar y fomentar los valores de la patria y del socialismo. Todo este conjunto de factores hizo de muchas estaciones de metro moscovitas una verdadera obra de arte. Viajar en el metro de Moscú es, por sí mismo, una atracción turística. ¡No os lo perdáis!

Cuando se inauguró el metro de Moscú contaba con 13 estaciones, una cifra mínima comparada con las 214 que funcionan actualmente. A lo largo de los años ha ido cambiando la forma en que se construían las estaciones, y no todas tienen el mismo detalle en su decoración. Las estaciones más espectaculares suelen ser las más antiguas, estar situadas en el centro de Moscú y ser núcleos de conexión entre varias líneas, así que pasaremos por ella para desplazarnos por la ciudad. Vamos a repasar las estaciones de metro más interesantes de Moscú:
El diseño de la estación de Komsomolskaya (escrito “Комсомольская”, líneas 1 y 5) tuvo como primera fuente de inspiración la victoria contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. En el techo de la estación se conservan frescos que hacen referencia a Lenin, a los soldados soviéticos y a la lucha frente a los invasores. Por otra parte, es una ilustración del discurso histórico pronunciado por Stalin el 7 de noviembre de 1941, con generales rusos como Nevski o Donskoy como protagonistas. El diseño de la estación corrió a cargo del ilustrador Alexei Schchúshev.
Prospekt Mira (Проспект Мира, líneas 5 y 6), antiguamente llamada “estación del jardín botánico” está a una estación de distancia de Komsomolskaya. El vestíbulo de la estación, de color blanco, sigue manteniendo un aspecto sumamente elegante.
La estación de Plóshchad Revolutsii (Площадь Революции, línea 3) es una de las más conocidas de Moscú y, personalmente, mi favorita. Está situada muy cerca de la Plaza Roja (de hecho, en la época en que se construyó la estación se planteaba la puesta en marcha de un intercambiador de estaciones en la propia Plaza Roja, idea que se descartó posteriormente por seguridad) y está decorada con unas imponentes estatuas de bronce que representan diferentes figuras del pueblo soviético.
En los diferentes arcos del vestíbulo se recogen figuras como un obrero revolucionario, un campesino, un soldado, un futbolista, unos estudiantes o unos padres con niños. Son esculturas que impresionan y que, para algunos, son más que esculturas. Por ejemplo, si os detenéis a observar la escultura del guardia fronterizo con un perro, veréis que muchas personas tocan el hocico del perro, pues dicen que trae buena suerte… ¿Probamos?

Otras estaciones dignas de visitar son Kurskaya (Курская, líneas 3 y 5), Novoslobodskaya (Новослободская, línea 5), Park Kultury (Парк Культу́ры, líneas 1 y 5) y Arbatskaya (Арбатская, línea 4).
Esta última fue dañada en 1941 por un bombardeo alemán. Junto con la cercana estación de Smolenskaya, los daños dividieron las estaciones en dos partes y no se pensaba que, tras su reconstrucción (a mayor profundidad, para que sirvieran de refugio nuclear), fuese a ser posible devolverlas a su estado inicial, por lo que acabó dándose la circunstancia de que existen dos pares de estaciones que tienen el mismo nombre.
El ferrocarril y el metro han formado parte de la historia de Rusia. Tanto si viajamos por el país en tren como si sólo tenemos la oportunidad de visitar ciudades en metro, observaremos que la puntualidad de ambos es muy elevada, y la frecuencia de los metros en las grandes ciudades es pasmosa. Además, quizá tengamos la suerte de viajar en un vagón que, años atrás formó parte de uno de los trenes más famosos de Rusia y la primera unión por ferrocarril entre Moscú y San Petersburgo: el Flecha Roja.

Como se puede observar, la peculiar historia de los años de la Unión Soviética ha dejado una huella muy interesante en la ciudad de Moscú, y concretamente en sus estaciones de metro, que se convirtieron en lo que se denominó el “palacio del pueblo”.

Espero que te haya gustado este recorrido por el metro de Moscú y que sigas disfrutando de tu viaje por Rusia.
до свидания! / Da svidaniya! (¡Hasta la vista!)