Santillana: más vale una verdad que tres mentiras

Torre de Don Borja (Santillana del Mar, Cantabria, España)
Torre de Don Borja (Santillana del Mar, Cantabria, España)

 

Calles empedradas, casas de piedra, blasonadas y un ambiente tranquilo y señorial hacen de Santillana del Mar uno de los pueblos más bonitos de Cantabria, y probablemente de toda España.

No es difícil que imagines una época de caballeros y damiselas mientras recorres sus calles (pero ojo a los tacones, es mejor dejarlos en casa), desconectas del mundo urbanita y te sumerges de lleno en la Historia.

El centro histórico de Santillana del Mar es un ejemplo de belleza y buena conservación. La Plaza Mayor es un buen punto de inicio de la visita, y no puedes quedarte sin visitar (aunque sólo sea por fuera) la Colegiata de Santa Juliana, el Palacio de los Velarde y la Torre de don Borja.

Llegues desde Santander, Madrid, Bilbao o desde cualquier otro punto del mundo, es importante saber qué ver en Santillana, pero quizá más importante es dejarte seducir por la gastronomía cántabra, pero de eso te hablaré luego. Que primero hay que hacer ganas de comer.

 

Caminando entre la Historia y la leyenda

La Plaza Mayor de Santillana del Mar, se construyó en el siglo XIV y sirvió de mercado al aire libre. Rápidamente se convirtió en el lugar donde se celebraban los eventos más importantes de la ciudad, como ferias, procesiones religiosas y corridas de toros.

Fue un importante centro de intercambio comercial, gracias a su ubicación estratégica en la ruta del Camino de Santiago, y será el punto de partida para recorrer la ciudad.

Junto a ella, en lo que era la entrada principal de la ciudad, se encuentra la Torre de don Borja. Esta torre fue construida por Don Íñigo López de Mendoza, conde de Santillana, como parte de la defensa de la ciudad contra los ataques enemigos. También conocida como Torre del Merino, fue utilizada como prisión durante un tiempo, y más tarde se convirtió en residencia de varias familias nobles. En el siglo XIX, la torre pasó a manos de la familia Borja, y de ahí su nombre actual.

La Colegiata de Santa Juliana, a pocos minutos de la Plaza Mayor, es el escenario de una de las leyendas más impresionantes de Santillana del Mar. Se cuenta que, allá por el siglo XV, dos jóvenes enamorados, Diego e Inés, se encontraban en el claustro para verse en secreto.

Hasta ahí, todo más o menos bien. Pero algunos de sus familiares tenían ya la mosca detrás de la oreja y, un día, fueron descubiertos por el padre de Inés y condenados a muerte. Se dice que sus espíritus todavía rondan el claustro y que en algunas noches se puede escuchar el sonido de sus lamentos.

Oigas o no sus lamentos, creas o no en leyendas, no debes dejar de visitar la Colegiata de Santa Juliana, una iglesia románica construida en el siglo XII que se considera uno de los mejores ejemplos de la arquitectura religiosa de la época.

En realidad la fundó mucho antes la reina Doña Mayor de Castilla, concretamente en el año 870. La construcción actual se inició en el siglo XII y se prolongó hasta el siglo XIII, lo que explica la mezcla de estilos que presenta. El interior de la iglesia es sencillamente impresionante.

Podrías dedicar casi una vida a visitar y estudiar todos los edificios y monumentos que hay en Santillana del Mar, pero aquí sólo voy a hablarte de uno más: el Palacio de los Velarde, hoy museo y sala de exposiciones.

El Palacio de los Velarde, hoy propiedad del Gobierno de Cantabria, es un impresionante palacio renacentista fue construido en el siglo XVII (lo mandó construir la familia Velarde, una de las más influyentes de Cantabria en la época) y ha sido cuidadosamente restaurado para su conservación y apertura al público.

Cuenta con una impresionante fachada de piedra y una torre de cinco pisos que domina el conjunto. En su interior pueden admirarse salones nobles, patios interiores y una capilla, todos ellos decorados con elementos renacentistas y barrocos.

 

Colegiata de Santa Juliana (Santillana del Mar)
Colegiata de Santa Juliana (Santillana del Mar)

 

Cuando la gastronomía cántabra sale en tu ayuda

Santillana es un pueblo muy grande, pero sí muy intenso y completo para visitar así que, a estas alturas, ya se te habrá abierto el apetito y estarás pensando en dónde comer en Santillana del Mar.

No hay problema. Estás en buen sitio. Sobre todo si quieres probar una de las joyas de la gastronomía de Cantabria: el cocido montañés.

El origen del cocido montañés se remonta a unos tiempos en los que campesinos y pastores de la región guisaban los ingredientes que tenían a mano en sus hogares y en los montes.

Aunque no soy precisamente un buen cocinero, trataré de explicarte cómo se hace el cocido montañés. Judías blancas, berza o repollo, patatas, chorizo, tocino, morcilla y costilla de cerdo son algunos de sus ingredientes. Todos ellos se cocinan lentamente en una olla de barro hasta que los sabores se mezclan y se vuelven tiernos y suaves.

El cocido montañés es un plato contundente, que se consume principalmente en invierno, para combatir el frío, pero no pierdas la oportunidad de probarlo, aunque sea verano. No te arrepentirás.

Alguno de los restaurantes donde podrás probarlo en Santillana del Mar son El Bodegón, La Casa del Organista, El Nuevo Molino, Casa Setién o el propio Parador de Turismo. ¿Alguno de ellos tendrá el mejor cocido montañés de toda Cantabria? No lo sé, pero no creo que falles yendo a ninguno de ellos.

Cocido montañés
Cocido montañés

Más famosos que Revilla: los sobaos

Los sobaos son un dulce típico de Cantabria que surgió en las panaderías locales. Inicialmente se consideraban un alimento de lujo, reservado para las clases altas de la sociedad. Sin embargo, su popularidad fue en aumento y, poco a poco, empezaron a elaborarse de manera masiva (seguro que te suenan marcas como los sobaos El Macho, Joselín…).

Los sobaos llevan mantequilla, azúcar, huevos, harina y levadura. Se amasan y se hornean en moldes de papel para conseguir una forma rectangular característica y una textura muy agradable.

Ya sea como desayuno, merienda o, incluso, como postre, no termines tu viaje sin probar los sobaos pasiegos, este pedacito de gastronomía cántabra.

¿Te has quedado con ganas de más?

No me refiero a los sobaos ni al cocido montañés, sino a más visitas por la zona.

Te recomiendo algunas excursiones desde Santillana del Mar, por toda Cantabria, que no deberías perderte:

Tengo que hablarte de las famosas Cuevas de Altamira, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se encuentran a pocos kilómetros de Santillana del Mar y son famosas por sus pinturas rupestres. Ahora bien, ten en cuenta que visitarlas es cada día más difícil. Es una pena pero, a mi juicio, tiene su lógica, pues es importante preservar este impresionante testimonio del arte prehistórico.

Más accesible es la preciosa villa de Comillas, a unos 20 km de Santillana del Mar. Allí los protagonistas son sus edificios modernistas y la Universidad Pontificia de Comillas. Comillas también tiene una playa impresionante y, si te animas a visitarla (que te lo recomiendo fervientemente, no dejes de visitar el Capricho de Gaudí.

Santander es otro de los puntos cercanos que no me cansaré de recomendar, como excursión o como lugar de alojamiento. La capital de Cantabria se encuentra a unos 30 kilómetros de Santillana del Mar y tiene una preciosa bahía y unas playas imponentes. Para mí, su Palacio de la Magdalena sería, por sí solo, motivo para visitar Santander. Pero hay muchos más motivos, ya te hablaré de ellos en el futuro.

Museo de la tortura (Santillana del Mar, Cantabria)
Hasta un Museo de la tortura tienes en Santillana del Mar, ¿te atreves a entrar?

 

¿Pensabas que no iba a hablarte de las tres mentiras?

He dejado para el final lo que, para algunos habitantes del pueblo, es una frasecita que no tiene nada de graciosa mientras que, para otros, ha sido y es un eslogan no buscado para la ciudad que, sin embargo, ha dado a conocer a Santillana del Mar en todo el país.

Dicen que fue Jovellanos quien escribió en su diario que Santillana del Mar es “una de las villas más bellas de España, aunque no es llana, ni tiene mar, ni es buena”. Lo último puedes imaginarte que cabreó bastante a sus habitantes y, de hecho, ya ni se menciona.

Pero es muy conocida la frase de que Santillana del Mar es “la villa de las tres mentiras”, porque no es una villa (es una ciudad, es decir, más que una villa), no está en la llanura (está en una colina) y no tiene mar (aunque se encuentra cerca de la costa).

Oirás la frase, ya te acordarás de mí.

Pero lo que, sobre todo, me gustaría que recordases es Santillana del Mar.

Espero que disfrutes mucho de tu viaje.

¡Ah, y no te olvides el pijama!

 

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